Enriqueta Arvelo Larriva

Nace el 22 de marzo de 1886, en Barinitas, un pueblo enclavado donde se enlazan el piedemonte andino y el llano, al norte del estado Barinas, en Venezuela. Su padre, Don Alfredo Arvelo, y su madre, Doña Mercedes Larriva, maestra de escuela, con quien aprendió las primeras letras, conformaban junto a sus cinco hijos, una familia. Huérfana desde muy niña, pues muere su madre cuando la poetisa apenas contaba los cinco años. Influenciada en sus inicios poéticos por su abuela materna “mamá Florinda”, y después, por su tía Atilia Torrealba Febres Cordero, reconocida poeta en esa tierra llanera, quien le enseñó las reglas básicas de la versificación y la motivó a escribir sus primeros versos. Fue, una vehemente autodidacta de las lecturas de los poetas del Siglo de Oro Español: Lope de Vega, Calderón de la Barca, Francisco de Quevedo, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila, y de los poemas del poeta nicaragüense Rubén Darío, que publicaban los periódicos de Caracas. Motivada por su hermano, Alfredo Arvelo Larriva, quien sembró en su espíritu el amor a la poesía. Y, el 10 de diciembre de 1962, muere en Caracas, a la edad de 76 años, en soledad.
Comienzos como poetisa
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| Alfredo Arvelo Larriva, su hermano |
Participación en la política
Desde 1945 hasta 1947, ejerce breves cargos políticos como Diputada a la Asamblea Legislativa del Estado Barinas y como Diputada Suplente de la Asamblea Constituyente en 1947.
Galardones otorgados
En junio de 1941, obtiene el premio en el Segundo Concurso Femenino Venezolano, promovido por la Asociación Cultural Interamericana, con el primer poemario que escribió: “Cristal nervioso: poemas”, y un jurado conformado, por Carlos Eduardo Frías, Ada Pérez Guevara y Pedro Sotillo.
En 1957, publica su quinto poemario “Mandato del canto: poemas” y recibe por esa obra, el Premio Municipal de Poesía.
Influencias
La poetisa, se adelanta a su tiempo, más allá de las vanguardias literarias, es la primera voz de mujer que se singulariza en las letras líricas venezolanas; con una visión androcentrista, la cual postula el hombre como centro del universo.
Aunque no participa en las apariciones públicas de la llamada “Generación del 18”, sin embargo, al momento de ubicarla, se lo hace en esta generación literaria por diversas razones: las debidamente cronológicas, las de publicar en aquellos periódicos y revistas que consolidaron a esta generación literaria y, por ciertas afinidades estéticas, aunque ella misma, no pudo sentirlo así.
Enriqueta Arvelo Larriva con su poesía, del romanticismo y éste a su vez enterrando la efusividad barroca, rebelándose frente a los excesos líricos del modernismo, de las manifestaciones del criollismo en un giro hacia a lo propio.
Referencias
http://literaturavirtual.angelfire.com/SOLAECHE4.htm

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